Me rallo más de lo que me gustaría y a veces, por chorradas 🤦♀️
›“Quiero tomarme las cosas de otra forma para que no me influyan tanto porque termino pasándolo mal".
Cuando los mánagers me dicen una frase de este estilo, no suele ser porque estén pensando en una situación mega difícil que les trae de cabeza. Cuando hablan de esto suelen referirse a las cosas pequeñas del día a día que vistas con distancia parecen absurdas pero que cuando se meten en ellas, terminan convirtiéndose en películas chungas. Te pongo algún ejemplo.
›“Luis está súper serio conmigo. No entiendo qué le pasa. Quizá está cabreado conmigo por lo que le dije de la taza el otro día. Si se enfada por eso, menudo crío está hecho. Yo también podría enfadarme con él por lo que me dijo en la reunión y no lo he hecho. A ver si madura un poco porque a veces no hay quién le aguante y ya me está cansando"
›"¿Y esa contestación a qué viene? Si sólo le he preguntado que para cuándo necesita el informe... No sé quién se ha creído que es para hablarme así. No pienso hablarle en todo el día y cómo venga después de buen rollo, le voy a contestar igual de mal que me ha contestado a mí".
›"Menudo idiota, le doy los buenos días y ni me contesta, pues no pienso decirle hola nunca más. Siempre soy yo la tonta que da su brazo a torcer. No entiendo por qué no me saluda si yo no le he hecho nada".
Seguro que puedes completar algunos de estos pensamientos con algo que a ti mismo te haya pasado.
Son pensamientos pequeños que si no conseguimos parar terminan consiguiendo:
- Que el enfado se apodere de ti y te quedes rallado un buen rato.
- Que la relación con la otra persona se resienta y el mal rollo se instale entre vosotros.
Lo que te propongo como alternativa no es nada fácil pero te da una libertad brutal. Te evita quedarte enganchando en todos estos pensamientos con todo lo que ello conlleva.
Consiste en..... prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr (redoble de batería) no tomarte las cosas de forma personal.
Ya ya, ya sé que es muy fácil de decir pero que no eres capaz de hacerlo. Déjame que desarrolle un poco más esta frase tan sencilla y complicada a la vez para darle la profundidad que se merece.
1. Por suerte, no somos el ombligo del mundo. La mayoría de las veces, el estado de ánimo de los demás no depende de nosotros.
Puede ser que alguien que te contesta mal, haya tenido una bronca en casa y venga enfadado de buena mañana. Cuando te ve aún no ha conseguido quitarse el enfado y te lo suelta a ti. Sería el típico caso de "no es por ti, es por mi"Aquí no sirve de nada pagarle con la misma moneda, bueno sí, para crear más mal rollo.
Como dijo Platón:
"Cada persona está metida en su propia batalla de la que tú no sabes nada. Se amable".
2. El que no haya pagado los platos rotos con el que menos lo merecía que tire la primera piedra. Todos en algún momento hemos soltado alguna coz a alguien que no lo merecía pero que en ese momento se cruzó en nuestro camino.
No digo que esté bien hecho, solo digo que es comprensible y que no hace falta hacerle la cruz a esa persona de por vida.
3. Tampoco es necesario ponerte a hacer 30 millones de suposiciones sobre el porqué de esa situación. Si realmente crees que has tenido algo que ver en la reacción o el estado del otro, pregunta amablemente a la otra persona. La mayoría de las veces te llevarás una sorpresa.
4. Si eres mánager es probable que hagas cosas que al resto del equipo a veces no le guste. Aquí hay algo muy obvio que nos cuesta mucho interiorizar, te lo voy a poner en mayúsculas para darle la importancia necesaria: NO PUEDES GUSTAR A TODO EL MUNDO. Lo siento.
Nos encantaría que todo el equipo estuviera contento y feliz con todo lo que hacemos pero la verdad es que a veces, tienes que tomar decisiones difíciles que sabes que no van a ser bien acogidas.
Puede ser que alguien se enfade y ahí, después de haber hablado y escuchado de forma honesta, lo único que podrás hacer es dejar que cada uno se gestione su enfado. Tú ya tienes la difícil tarea de acostumbrarte a la incomodidad de saber que no todos estarán de acuerdo con lo que haces.
››La herramienta que más me ayuda a conseguir esto en un 75% de las veces es la meditación. El 75% de las veces consigo poner en pause la película que me estoy montando para poder analizarla frame a frame y ver que solo es eso, una película.
Gracias a eso puedo soltar todo el rollo que me estoy contando para poder verlo con perspectiva y sentir la libertad de que soy yo la que elijo, no mis ralladuras. Con esta libertad y tranquilidad en mi cabeza, soy capaz de ver muchas más posibilidades para actuar como quiero, en lugar de bajo los efectos de la emoción.
Como quiero que tú también tengas esa sensación, he preparado un regalo especial para ti. Es un audio de 10 minutos para que puedas relajarte cuando tengas una situación de este estilo. Te ayudará a apagar el piloto automático y poner en pause las películas.
Para recibirlo solo tienes que suscribirte a mi newsletter quincenal. Déjame tu nombre y correo electrónico para enviártelo:
Y si eres una empresa y crees que os vendría genial eso de no montaros películas e ir más relajados, también puedes pinchar en este link para ver el taller de mindfulness "Querido estrés tenemos que hablar":
Lidérate para liderar.
Un abrazo!
Melisa Terriza